Es de oro el silencio. La tarde es de cristales.
Decía aquel poeta andaluz,
que ilumina el día,
que pinta la vida
del color de sus andares.
Y por estos lugares,
por ahí,
por ahí,
aún resuenan,
¡Oh mi musa!
Tus cantares.
Sí, es de nuevo,
tu símbolo
que en lo más profundo de la noche,
guía a otro niño díscolo.
Entre los dedos,
en mis frías manos,
cuento con mis palabras,
el dolor,
y la soledad
que sufren mis hermanos.
Sinestesia.
Palabra mágica
que pronunciamos al sentir,
al comprobar,
tu ausencia.
Sinestesia.
Vocablo oculto,
de un mundo,
de otro planeta
que hace latir,
que hace blandir,
el blasón de los poetas.
Sí,
claro que sí,
Princesa,
De color de rosa,
delineas mi prosa,
y,
al resoplar de las marsopas,
construyes mis estrofas.
sábado, 29 de abril de 2017
jueves, 27 de abril de 2017
Princesitas
En mi escuela de poetas,
en mi barco,
en mi nave,
repleta de artistas,
acaricia el talento,
la melena,
ese paño que mece el viento.
En el castillete de popa,
manejando el timón,
va mi Princesa,
mi dulce hechicera,
drigiendo la navegación.
Y las letras,
fluyendo a través del corazón,
Las letras,
me hacen escribir esta canción.
Letras...
tu mirada secreta
tu sonrisa de muñeca...
Por algo soy Poeta.
en mi barco,
en mi nave,
repleta de artistas,
acaricia el talento,
la melena,
ese paño que mece el viento.
En el castillete de popa,
manejando el timón,
va mi Princesa,
mi dulce hechicera,
drigiendo la navegación.
Y las letras,
fluyendo a través del corazón,
Las letras,
me hacen escribir esta canción.
Letras...
tu mirada secreta
tu sonrisa de muñeca...
Por algo soy Poeta.
domingo, 23 de abril de 2017
Europa
De las lunas de Júpiter,
dando giros,
a golpes de vino tinto,
la que más marea al Sol
eres tú,
y
Júpiter,
en el Monte Olimpo,
le da un empujón
a Ganímedes...
Pero tú ya llevas
los vocablos
que te hacen blanca.
Y mis dedos,
en el medio del Universo,
en la inmesidad de la galaxia,
van,
sin remedio,
tecleando las palabras,
tratando,
a oscuras,
de conocer la ataraxia.
Existencia.
Providencia.
Y mi vida vestida de colores,
y en mis ojos,
los sones de los poetas,
de los poetas andaluces,
que traen al corazón
el latir,
el sentir,
de los colores,
y el tinte de las flores.
Ah, Europa!
Gracias a ti
nunca está vacía mi copa.
dando giros,
a golpes de vino tinto,
la que más marea al Sol
eres tú,
y
Júpiter,
en el Monte Olimpo,
le da un empujón
a Ganímedes...
Pero tú ya llevas
los vocablos
que te hacen blanca.
Y mis dedos,
en el medio del Universo,
en la inmesidad de la galaxia,
van,
sin remedio,
tecleando las palabras,
tratando,
a oscuras,
de conocer la ataraxia.
Existencia.
Providencia.
Y mi vida vestida de colores,
y en mis ojos,
los sones de los poetas,
de los poetas andaluces,
que traen al corazón
el latir,
el sentir,
de los colores,
y el tinte de las flores.
Ah, Europa!
Gracias a ti
nunca está vacía mi copa.
sábado, 22 de abril de 2017
Canción de otoño en primavera
Decía,
escribiendo
desde Nicaragua,
aquellos versos
que fluyen entre las aguas...
y por más,
que no te quitases
esas enaguas,
llevo en mi corazón,
en mi corazón sin saya,
la cicatriz
de tus ojos,
de esos pestañeos
que avivan las llamas.
Y solo por la calle,
voy,
solo y tarde,
por ese camino empedrado,
por donde se escuchan,
como un eco lejano,
los latidos de mis entrañas.
En mis manos,
En mis manos,
habitan las telarañas.
Pero al verte,
ya sueño
en el mar de Mármara.
Allí,
donde los ojos
pueden ver,
lo que el moro,
quiso y no pudo tener.
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!
escribiendo
desde Nicaragua,
aquellos versos
que fluyen entre las aguas...
y por más,
que no te quitases
esas enaguas,
llevo en mi corazón,
en mi corazón sin saya,
la cicatriz
de tus ojos,
de esos pestañeos
que avivan las llamas.
Y solo por la calle,
voy,
solo y tarde,
por ese camino empedrado,
por donde se escuchan,
como un eco lejano,
los latidos de mis entrañas.
En mis manos,
En mis manos,
habitan las telarañas.
Pero al verte,
ya sueño
en el mar de Mármara.
Allí,
donde los ojos
pueden ver,
lo que el moro,
quiso y no pudo tener.
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!
viernes, 21 de abril de 2017
Pétalos de Oro
Entre las arenas del desierto,
allá,
adonde se escuchan
las canciones del hombre tuerto,
donde reposan,
flotando,
en el mar,
los esqueletos de
de
de
un millón de hombres
de un millón de hombres muertos.
Allá,
mucho más,
en las cuevas,
en las cuevas de Alí-Babá.
Donde el rugir de los tambores
hacen la noche vibrar,
donde el fuego de los cañones
hacen el mundo temblar.
Y en el fondo,
en el fondo del mar,
se reflejan
tus pupilas al pestañear.
Y son tus pétalos,
tu mirada dorada,
la que ilumina
el mundo,
el mundo submarino
y su llamada.
Y en la playa,
los poetas,
entre los dedos,
ganamos las palabras,
para describir
tu belleza,
tu belleza,
alada y de princesa.
allá,
adonde se escuchan
las canciones del hombre tuerto,
donde reposan,
flotando,
en el mar,
los esqueletos de
de
de
un millón de hombres
de un millón de hombres muertos.
Allá,
mucho más,
en las cuevas,
en las cuevas de Alí-Babá.
Donde el rugir de los tambores
hacen la noche vibrar,
donde el fuego de los cañones
hacen el mundo temblar.
Y en el fondo,
en el fondo del mar,
se reflejan
tus pupilas al pestañear.
Y son tus pétalos,
tu mirada dorada,
la que ilumina
el mundo,
el mundo submarino
y su llamada.
Y en la playa,
los poetas,
entre los dedos,
ganamos las palabras,
para describir
tu belleza,
tu belleza,
alada y de princesa.
domingo, 16 de abril de 2017
Hojas de asfalto
Voy por tus calles,
por tus calles azules,
sin saber,
desconociendo mi destino.
Lo reconozco,
voy pensando en las nubes.
En mi planeta,
ese que gira alrededor del sol
brilla tu dulzura,
tu dulzura,
que es más suave que el vino.
Y en minúsculas
mis zapatos pisan las baldosas,
las frías baldosas,
ese camino alabastrado de futuro.
Y sin tener un duro.
Las calles no cambian de color,
al ritmo que pinta tu amor.
Y mi vida,
se enciende con las llamaradas,
que dibujan,
tus guiños,
tus labios de rojo pintado
y el calor de tus miradas.
por tus calles azules,
sin saber,
desconociendo mi destino.
Lo reconozco,
voy pensando en las nubes.
En mi planeta,
ese que gira alrededor del sol
brilla tu dulzura,
tu dulzura,
que es más suave que el vino.
Y en minúsculas
mis zapatos pisan las baldosas,
las frías baldosas,
ese camino alabastrado de futuro.
Y sin tener un duro.
Las calles no cambian de color,
al ritmo que pinta tu amor.
Y mi vida,
se enciende con las llamaradas,
que dibujan,
tus guiños,
tus labios de rojo pintado
y el calor de tus miradas.
sábado, 15 de abril de 2017
Lutecia
De vez en cuando,
así,
como si nada,
entre tanto,
mis sentidos
se dan cuenta
del compás de mis latidos.
Caminando,
a lo largo del río,
dentro de mí,
ya no tengo frío.
Cuando te miro.
Esos ojos,
esa boca,
esa mujer
que vive más allá,
en ese infinito que
jamás
derrotará el olvido.
Baco,
el dios del vino,
te contempla
desde el Olimpo,
latiendo,
sintiendo,
y en las manos
un racimo de uvas.
Y el amor,
ya sin dudas.
El amor
se vuelve a pasear
glorioso
por tus viejos bulevares,
en las palabras
del Parnaso,
de aquellas joyas
exquisitas,
que se forjan
al calor
de tu mirada bendita.
así,
como si nada,
entre tanto,
mis sentidos
se dan cuenta
del compás de mis latidos.
Caminando,
a lo largo del río,
dentro de mí,
ya no tengo frío.
Cuando te miro.
Esos ojos,
esa boca,
esa mujer
que vive más allá,
en ese infinito que
jamás
derrotará el olvido.
Baco,
el dios del vino,
te contempla
desde el Olimpo,
latiendo,
sintiendo,
y en las manos
un racimo de uvas.
Y el amor,
ya sin dudas.
El amor
se vuelve a pasear
glorioso
por tus viejos bulevares,
en las palabras
del Parnaso,
de aquellas joyas
exquisitas,
que se forjan
al calor
de tu mirada bendita.
viernes, 14 de abril de 2017
Avenidas de gloria
No se oyen trompetas,
ni van los legionarios
soplando sus cornetas.
La calle la recorren
los coches,
los tambores,
los tambores,
resuenan en lo profundo
de los ojos
de aquel poeta
donde siempre es de noche.
Poetas ciegos,
de vino y de vida,
recorren
las alamedas del día,
entrelazando palabras,
trenzando versos
pintados del color
de la alegría,
las calles,
ya no huelen
a lejía,
como me prometías
cada vez que
me recogías
del suelo,
tras de dar tumbos,
mirando al Cielo,
por la Gran Vía.
ni van los legionarios
soplando sus cornetas.
La calle la recorren
los coches,
los tambores,
los tambores,
resuenan en lo profundo
de los ojos
de aquel poeta
donde siempre es de noche.
Poetas ciegos,
de vino y de vida,
recorren
las alamedas del día,
entrelazando palabras,
trenzando versos
pintados del color
de la alegría,
las calles,
ya no huelen
a lejía,
como me prometías
cada vez que
me recogías
del suelo,
tras de dar tumbos,
mirando al Cielo,
por la Gran Vía.
sábado, 8 de abril de 2017
Siglos de Oro
Anoche cuando dormía,
pensaba,
soñaba,
en tu mirada perdida.
Y entre los dedos,
la vida,
se me escurría...
Agua.
Agua.
Decía,
y este mundo maldecía.
Anoche cuando dormía,
balbucía,
mientras el planeta gira,
el planeta gira y,
y,
no me mira.
Anoche,
Anoche,
cuando dormía,
con los ojos cerrados
te veía,
Anoche,
por debajo de la piel
te sentía
y en lo más profundo
de mi ser
al recordarte
mi corazón latía.
¡Vuelve vida mía!
¡A brillar
en el mediodía!
¡Cuando el sol
nos dice que ya es de día!
pensaba,
soñaba,
en tu mirada perdida.
Y entre los dedos,
la vida,
se me escurría...
Agua.
Agua.
Decía,
y este mundo maldecía.
Anoche cuando dormía,
balbucía,
mientras el planeta gira,
el planeta gira y,
y,
no me mira.
Anoche,
Anoche,
cuando dormía,
con los ojos cerrados
te veía,
Anoche,
por debajo de la piel
te sentía
y en lo más profundo
de mi ser
al recordarte
mi corazón latía.
¡Vuelve vida mía!
¡A brillar
en el mediodía!
¡Cuando el sol
nos dice que ya es de día!
domingo, 2 de abril de 2017
Penitencia
En el frío de la tarde,
cuando cae el sol,
retumbando,
se oyen los tambores.
Pies descalzos
recorren las calles,
evocando,
a cada paso,
en cada redoble,
los antiguos dolores.
De madera,
como la cruz,
de madera de roble,
es el gesto del santo,
y en el pedestal
un manto de flores.
Entre el silencio,
a la luz de las candelas,
se escuchan
los viejos cantos.
Y las niñas,
de mantilla y peineta,
encienden las velas,
para recordar
que por ese amor
que nos diste
aún está alegre
esta España tan triste.
cuando cae el sol,
retumbando,
se oyen los tambores.
Pies descalzos
recorren las calles,
evocando,
a cada paso,
en cada redoble,
los antiguos dolores.
De madera,
como la cruz,
de madera de roble,
es el gesto del santo,
y en el pedestal
un manto de flores.
Entre el silencio,
a la luz de las candelas,
se escuchan
los viejos cantos.
Y las niñas,
de mantilla y peineta,
encienden las velas,
para recordar
que por ese amor
que nos diste
aún está alegre
esta España tan triste.
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