En los barrios pobres
del norte de París,
donde el viento no corre.
En los suburbios
del sur de Madrid,
vuela,
a través del aire,
esa mala palabra
que nadie quiere oír.
Aún así,
siempre,
eternamente,
hay niñas,
que con su sonrisa
y sus risas,
sus risas de lluvia,
combaten la penuria.
La ilusión
es en tus ojos
una bonita canción,
que el Poder,
de derechas,
o de izquierdas,
no puede conocer.
Porque nunca,
nunca jamás,
tendrán tu corazón.
Ojalá,
en las grandes ciudades
que no conocen
el mar,
vuelva el carmesí
de tu pelo a reinar,
y que tu color,
ese tinte fucsia,
pinte el gris
del cemento
con melodías,
Y besos,
Besos,
de felicidad.
En los suburbios
del sur de Madrid,
vuela,
a través del aire,
esa mala palabra
que nadie quiere oír.
Aún así,
siempre,
eternamente,
hay niñas,
que con su sonrisa
y sus risas,
sus risas de lluvia,
combaten la penuria.
La ilusión
es en tus ojos
una bonita canción,
que el Poder,
de derechas,
o de izquierdas,
no puede conocer.
Porque nunca,
nunca jamás,
tendrán tu corazón.
Ojalá,
en las grandes ciudades
que no conocen
el mar,
vuelva el carmesí
de tu pelo a reinar,
y que tu color,
ese tinte fucsia,
pinte el gris
del cemento
con melodías,
Y besos,
Besos,
de felicidad.
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