Como un pobre,
un paria,
y un muerto,
un resucitado,
que,
que,
alza la vista
y
cerrando los ojos,
descifra el color
de tu agrio sabor.
Y así,
y así,
la procesión,
marcha al ritmo,
al ritmo
de tu inexorable temblor.
Canta Oh!!!
Virgen de los Cielos!!!
Lo que tu Pueblo
pinta del color del tambor.
Y más allá del dolor,
danos a ver,
lo que es calor,
y la verdad,
la verdad,
de tu infinito amor.
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