martes, 30 de abril de 2019

El Camino Tenebroso

Cuando caminas
con el alma abierta
y te adentras
en Tierra desierta,
por esa vereda
siniestra,
que serpentea,
una vez pasado el río,
la montaña
donde mora
el eterno frío.
Y es en ese oscuro
sendero,
donde tu corazón
se encoge al sentir,
al palpitar
la inmensidad del
vacío.

De la lengua
pierdes el hablar
y de la mirada,
de la mirada
el poder amar.
Cuando cae la noche
puedes escuchar
la macabra sonrisa
del barquero
que hace
a las piedras
temblar
y a tus ojos llorar.

Más allá,
aunque todavía
no alcances ver
el mar,
ya solamente
puedes caminar.
Y así,
con los manos
en los bolsillos
del chaquetón raído,
es cuando,
aprende uno
a soñar.

Y tus ojos,
ya sin nombre,
se encienden
en lo más profundo
del invierno.
Cuando Perséfone
vuelve tu piel
a acariciar,
para volver
a sentir,
a imaginar
un mundo nuevo
que conquistar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario