sábado, 4 de junio de 2016

La Ciudad que nunca duerme

Hay muchas cosas injustas en la vida, demasiadas, y para olvidarlas, supongo, el hombre se inventa palabras y las refleja en un papel, lo encuaderna, porque siempre hay un encuadernador laborioso que ama su trabajo.

Y así en el mejor de los formatos, con mucho bombo y alto postín anuncian que han redactado y publicado una Constitución.

Y cuando llegas a la Facultad de tantas palabras grandilocuentes que se recogen en su Preámbulo hasta consiguen que te olvides de la chica de la segunda fila en la que llevas pensando todo el día.

En el Nombre del Rey, la Nación Española...

Es apabullante.

Yo digo que debería ser un derecho constitucional poder vivir en Nueva York con 21 años.

En un Pueblo del Norte de Nueva York, donde se contaba que cabalgaba un jinete sin cabeza, pasé yo tres semanas de mi verano de 21 años.

Bajaba a la Ciudad con un amigo de Barcelona, para ver los rascacielos y a la gente ir y venir reflejada en sus infinitos cristales.

Millones de vidas anónimas que se dibujan entre el cemento y las paredes de diamante que se alzan hasta el Cielo.

"Recuerda chico, la ciudad nunca duerme", Me dijo el Portero de un bar para anunciarme las cosas que se suceden en la Capital del Mundo.

Es verdad lo que digo.

Quizás aquel hombre anónimo también se cambiase el nombre de esclavo que tuvo el día que su madre le trajo a la vida, como Classius Clay, y se lo pasó a algo que rime con la palabra Libertad.

Es posible, no lo sé.

Lo que es seguro que aquel era un hombre libre, y como no sé su nombre sólo tengo la certeza de recordar su alma.

Las personas, en ocasiones, son mucho, mucho más altas que los rascacielos, y se parecen un poco, porque en sus inagotables cristales reflejan la luz del día.

La luz del Sol y las sonrisas de la Humanidad.

Se ha ido un gigante, va a ser muy difícil, aunque nada es imposible como él mismo decía, que se alcen torres más altas...

Lo aprendió de pequeño, esquivando pedradas...

Las pedradas del hombre blanco, "Imposible es solo una palabra que utilizan los débiles que encuentran más fácil vivir en el mundo que les han dado que explorar el poder que tienen para cambiarlo. Imposible no es un hecho. Es una opinión. Imposible no es una declaración. Es un desafío. Imposible es potencial. Imposible es temporal. Nada es imposible".

Al final, todo se resume en esto... "Odié cada minuto de entrenamiento, pero no paraba de repetirme: 'No renuncies, sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón".

Y hoy, Don Muhammad Alí, todos los hombres libres rezamos por ti.

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