viernes, 10 de febrero de 2017

Bohemia de París

Soñaba con una cenicienta,
una mujer,
que se calzase los pies,
con zapatitos de cristales.

Soñaba con una cenicienta,
que perfumase las orillas del Sena,
que se deslizase como una ninfa,
como una Náyade griega.

Una Cenicienta.

Una Princesa que hiciese llorar a los ángeles.

Una Blancanieves que pintase las estrellas de colores.

En su camino de flores.

Por los Campos Elíseos,
y que en las tiendas de lujo,
vistiesen su cuello de cisne,
con pañuelos de ensueño.

Cenicienta,
¿Dónde estás?

Todas las mañanas
me acuerdo de ti.
Y aún oigo las aguas del Río
susurrar las palabras,
los versos que nos alejan del olvido.

Cenicienta.
Cenicienta.,
tú has construido mi ciencia.


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